11.7.09

YA SALIÓ -UNA COSA LLEVA A LA OTRA-



¨ Una Cosa lleva a la otra ¨ es una novela con variadas virtudes, pero sobre todo la de no intentar ser pretensiosa.
Saubidet desarrolla en ella una trama que bien podría no ser de ficción.
Aquí el escritor no deja escapar su espíritu periodístico, con retratos que nos resultan reales, creíbles; incluso familiares.
Personajes tales como Roberto pueden, perfectamente, representar a una buena parte de un empresariado vulgar y mezquino, cuyo único sostén de poder es el dinero. Una neo-burguesía que no sólo somete a sus empleados, sino que absorbe sus vidas al punto de intentar que se mimeticen con sus patronos, aunque sólo en sus miserables existencias.
En las antípodas, Julián o ¨ El Pichu ¨ son de esos personajes del post-menemato que pueden encontrarse en cualquier esquina, ya sea solazándose en un porro placero o ¨ poniéndole caño ¨ a su víctima de turno. Son víctimas, además de victimarios.
Cruz Saubidet revela sin rodeos el submundo de una Argentina que ha hundido sus valores elementales en la sórdida letrina de la no cultura del trabajo, del desamparo social, de la banalidad y la falta de proyectos. Y Saubidet los denuncia a través de su ficción, adopta un modo de relato casi auto-referencial, en primera persona, haciéndose cargo de la fuerza de sus palabras: Corrupción policial y política, la pauperización de los sectores más vulnerables de una sociedad que observa pasmada como su seguridad pende de un hilo, pero que a la hora de ¨ graznar ¨ una opinión, utiliza una tijera moral cortando por el segmento más delgado del cordel.
¨ Una Cosa lleva a la otra ¨ es – antes que nada – una novela creíble. Pero esto en sí mismo no es la virtud fundamental, sino que el mayor atributo que emana esa condición es que cada lector puede suspender su incredulidad gracias al hábil y cautivante relato de nuestro escritor santafecino.
Pasen y lean.
Vale la pena internarse en las páginas de ¨ Una cosa lleva a la otra ¨

Eduardo Molaro
Poeta / Escritor / Compositor / Productor artístico y amigo personal de CJS.
Buenos Aires – Abril de 2009

3.7.09

Llamarse Cruz es una mierda

Se me hace que la soledad es un invento de aquellos que están solos, para darnos envidia nomás.
La soledad es el deseo de estar acompañados, pero no por cualquiera, la soledad es una necesidad de estar con quien no estamos.
Las palabras mezclan impresiones cruzadas de sentimientos absurdos buscando darles un sentido práctico.
Cuando mezclo soledad con palabras surge esto, que no es nada. Escribir es escapar de la soledad o del absurdo.
Soledad es también mi hermana, aunque eso es culpa de mis padres que así la bautizaron. También pusieron Rosario a la mayor y sin embargo es la más conversadora. Soledad es la más sociable, la más necesitada de personas alrededor, debe ser por el nombre.
Constancia es la de mayor empuje, la que acepta las cosas como vienen, total, siempre hay posibilidad de cambiarlas a gusto y placer. Ella hace honor a su nombre, tiene siempre nuevas metas que conseguir, y las consigue. Se podría llamar Tormenta, pero Constancia le queda bien.
Me quedan Pedro y María, ambos nombres de peso, pero voy a esperar a que pasen la barrera de los treinta.
A mí, me pusieron Cruz y no hace mucho caí en la cuenta de lo que significa llevar ese nombre a cuestas. Aunque no estoy seguro de estar seguro de lo que significa.
Creo que he luchado contra mi nombre toda mi vida, todos luchamos contra algo, pero llamarse Cruz no es una tarea fácil.
Una cruz es algo pesado e incómodo. Cargar una cruz significa sufrimiento, hacer cosas que uno no quiere y, en el sentido bíblico, morir por ella.
Mi lucha contra mi nombre fue siempre esa, inconscientemente, no quise ser la cruz de nadie. Pedir favores no es mi estilo, incluso a veces pienso que me cuesta demasiado.
Llamarse Cruz es una mierda.
PD: Para colmo de males, en este país, si no le pongo el Mr. Por delante todos piensan que soy nena.