19.12.09

Cosas que pasan sin querer

–En el almuerzo vemo. En una hora comemo y arreglamo. Avisele a la Marta que la necesito.
–Bueno.
A paso tranquilo regresé a la casa. La galería era depositaria de los pocos muebles del hogar y estaba baldeada, desde adentro salía un sonido de escoba contra el piso y emergían salpicaduras desde la puerta. Marta estaba en pleno trabajo y su cara denotaba satisfacción.
–Falta el baño nomás.
–Bueno, espero afuera.
–No, pase y mire como va quedando.
Entré y noté el cambio, mi casa estaba limpia y olía diferente. Ofrecí cargar el balde y Marta aceptó complacida. Busqué la escoba y la ayudé pasándola por las paredes del baño, las telarañas se enredaban en las pajas y debía salir a limpiar la herramienta. La chica se esforzaba por sacarle brillo al piso de cemento y por primera vez le encontré cierta belleza, tal vez producto del agradecimiento. En cuanto se agachó para limpiar el inodoro no pude evitar apoyarme sobre su cola carnosa.
– ¡Ay don Joaquín! ¡Déjeme limpiar! Me dijo entre risitas. Mis manos tomaron sus pechos, su respiración se agitaba, más aún cuando mi mano hurgó bajo su pollera. Con cierta brusquedad tomó mi miembro y lo presionó con toda su mano, luego se sacó la bombacha y se apoyó en el lavatorio. –Venga, Me susurró mientras alzaba una pierna y la apoyaba sobre el inodoro. Yo fui. Diez minutos después volvimos al trabajo y dejamos el baño respetable.
–Tu mamá me dijo que te necesitaba.
–Ahora voy, cuando termine.
Cuando quedé solo era casi el mediodía, saqué agua del aljibe y me di un merecido baño sobre el piso aún mojado, aunque limpio esta vez, de la galería.

11.7.09

YA SALIÓ -UNA COSA LLEVA A LA OTRA-



¨ Una Cosa lleva a la otra ¨ es una novela con variadas virtudes, pero sobre todo la de no intentar ser pretensiosa.
Saubidet desarrolla en ella una trama que bien podría no ser de ficción.
Aquí el escritor no deja escapar su espíritu periodístico, con retratos que nos resultan reales, creíbles; incluso familiares.
Personajes tales como Roberto pueden, perfectamente, representar a una buena parte de un empresariado vulgar y mezquino, cuyo único sostén de poder es el dinero. Una neo-burguesía que no sólo somete a sus empleados, sino que absorbe sus vidas al punto de intentar que se mimeticen con sus patronos, aunque sólo en sus miserables existencias.
En las antípodas, Julián o ¨ El Pichu ¨ son de esos personajes del post-menemato que pueden encontrarse en cualquier esquina, ya sea solazándose en un porro placero o ¨ poniéndole caño ¨ a su víctima de turno. Son víctimas, además de victimarios.
Cruz Saubidet revela sin rodeos el submundo de una Argentina que ha hundido sus valores elementales en la sórdida letrina de la no cultura del trabajo, del desamparo social, de la banalidad y la falta de proyectos. Y Saubidet los denuncia a través de su ficción, adopta un modo de relato casi auto-referencial, en primera persona, haciéndose cargo de la fuerza de sus palabras: Corrupción policial y política, la pauperización de los sectores más vulnerables de una sociedad que observa pasmada como su seguridad pende de un hilo, pero que a la hora de ¨ graznar ¨ una opinión, utiliza una tijera moral cortando por el segmento más delgado del cordel.
¨ Una Cosa lleva a la otra ¨ es – antes que nada – una novela creíble. Pero esto en sí mismo no es la virtud fundamental, sino que el mayor atributo que emana esa condición es que cada lector puede suspender su incredulidad gracias al hábil y cautivante relato de nuestro escritor santafecino.
Pasen y lean.
Vale la pena internarse en las páginas de ¨ Una cosa lleva a la otra ¨

Eduardo Molaro
Poeta / Escritor / Compositor / Productor artístico y amigo personal de CJS.
Buenos Aires – Abril de 2009

3.7.09

Llamarse Cruz es una mierda

Se me hace que la soledad es un invento de aquellos que están solos, para darnos envidia nomás.
La soledad es el deseo de estar acompañados, pero no por cualquiera, la soledad es una necesidad de estar con quien no estamos.
Las palabras mezclan impresiones cruzadas de sentimientos absurdos buscando darles un sentido práctico.
Cuando mezclo soledad con palabras surge esto, que no es nada. Escribir es escapar de la soledad o del absurdo.
Soledad es también mi hermana, aunque eso es culpa de mis padres que así la bautizaron. También pusieron Rosario a la mayor y sin embargo es la más conversadora. Soledad es la más sociable, la más necesitada de personas alrededor, debe ser por el nombre.
Constancia es la de mayor empuje, la que acepta las cosas como vienen, total, siempre hay posibilidad de cambiarlas a gusto y placer. Ella hace honor a su nombre, tiene siempre nuevas metas que conseguir, y las consigue. Se podría llamar Tormenta, pero Constancia le queda bien.
Me quedan Pedro y María, ambos nombres de peso, pero voy a esperar a que pasen la barrera de los treinta.
A mí, me pusieron Cruz y no hace mucho caí en la cuenta de lo que significa llevar ese nombre a cuestas. Aunque no estoy seguro de estar seguro de lo que significa.
Creo que he luchado contra mi nombre toda mi vida, todos luchamos contra algo, pero llamarse Cruz no es una tarea fácil.
Una cruz es algo pesado e incómodo. Cargar una cruz significa sufrimiento, hacer cosas que uno no quiere y, en el sentido bíblico, morir por ella.
Mi lucha contra mi nombre fue siempre esa, inconscientemente, no quise ser la cruz de nadie. Pedir favores no es mi estilo, incluso a veces pienso que me cuesta demasiado.
Llamarse Cruz es una mierda.
PD: Para colmo de males, en este país, si no le pongo el Mr. Por delante todos piensan que soy nena.

19.5.09

DEBUT SOBREVALUADO

La adolescencia se rige por dos factores: los amigos y el sexo, este último está en directa relación con el primero pues una de las maravillas del sexo adolescente es relatarlo con ciertas exageraciones a los amigos.
A partir de los trece años es donde las amistades comienzan a reforzarse y es allí donde el debut sexual juega un papel importante. Es una competencia no declarada, pero a su vez una carrera sin freno hacia el liderazgo en esas lides. Desde ya que los grupos en competencia suelen ser pequeños. Nunca podríamos competir con toda una división del colegio porque no faltaría el que debutó a los 11 años con una prima o al que su padre el día de su cumpleaños de doce lo llevó donde una puta conocida para que le desvirgara el nene.
Quizás los grupos de amigos tengan preferencias sexuales en común, o tiempos sexuales. Puede ser, aunque no es importante.
El debut sexual está sobrevaluado, muchos lo hubiéramos tratado de olvidar de no haber sido por el factor “compartirlo con los amigos” y sus exageraciones correspondientes.
La mayoría de mis amigos debutaron en conjunto con sus novias de ese momento y comenzaron a disfrutarlo después de superar muchos miedos y nerviosismo.
Yo no, yo debuté con una mujer de vasta experiencia e ínfima belleza, pero que supo guiar mis movimientos sin hacerme sentir un ignorante. Sin embargo, mi comienzo no fue bueno, la única emoción con que contó fue el hecho de “meterla” en un lugar diferente a la concavidad de la mano (y un poco más húmedo). Pero la idea era comenzar y ser el primero y eso lo conseguí.
Pero, ese comienzo tuvo su lado negativo. Me costó mucho tiempo poder unificar sexo y amor como una cosa maravillosa. Ese debut falto de emoción, me generó un egoísmo y desinterés para con mis parejas que me duró mucho tiempo.
Posiblemente no se haya tratado de eso, pero me gusta echar culpas para cubrir mis falencias inexcusables.
Lo más probable es que me haya mostrado desinteresado con ellas porque efectivamente lo estaba, pero debí esperar muchos años para sentir el amor como corresponde.
También puede ser verdad lo que dice un amigo psicólogo que tengo:
Me parece, Cruz, que lo tuyo era “hijoeputez” nomás. Yo no quiero creerle.

Cruz J. Saubidet®

17.3.09

A veces la poesía es una mierda 2

En ese tiempo estaba conquistado por la poesía, me llené de libritos y librotes de todo tipo y color y pasaba horas dedicado a su lectura. Pero algo me molestaba y no sabía que. Una tarde, en una plaza leyendo vaya a saber que poeta, caí en la cuenta que no me gustaba leer poesía, no la disfrutaba. Me apasionaba escribirla, incluso escucharla. No me acuerdo el nombre de una amiga, tenía voz grave y linda, la torturé mucho tiempo pidiéndole que me leyera Girondo, yo cerraba los ojos y la escuchaba. En ese caso sí disfrutaba, o cuando iba a librerías a escuchar a poetas. Pero ya no leería más poesía, incluso llegué a pensar en no escribir más versos y dedicarme a la prosa. Hice algunos intentos, pero me avergonzaba lo que escribía. Era mucho más difícil que un verso, donde tenía paredes de las que sujetarme. La prosa era un campo harto grande, al igual que el agua tiende a caer y esparcirse, era difícil la tarea la de encausarla, en especial para un desorganizado como yo.
Paralela venía la música y la disyuntiva entre disfrutarla o crearla. Siempre fue un placer escuchar buenos compositores e intérpretes. Mi capacidad musical estuvo limitada por el desacierto. No me sentiría tan malo si no tuviese las referencias que tengo. El Filósofo y el Genio, eran muy buenos, pobres, algo trataron de enseñarme mas no fueron exitosos.
Cruz J. Saubidet®

16.3.09

A veces la poesía es una mierda 1

A veces pensaba que necesitaba una novia, el problema era que no la conseguía, todas tenían algo que me impedía repetir la salida. Por desgracia, las que estaban bien me encontraban algo a mí.
A veces me divertía mucho, a veces era el centro de las reuniones y cantaba y tocaba la guitarra, solo a veces, solo cuando tomaba vino tinto, que aunque no me gustaba, lo necesitaba para desinhibir mi parte expresiva.
Quise ser poeta, pero no pude ser ordenado, había que serlo para escribir. A veces me despertaba a las cuatro de la mañana, me hacía unos mates y escribía. En Formosa escribí mucho, pero es fácil cuando uno está así, solo, angustiado y sin muchos libros. Salieron cosas lindas y algunos versos interesantes también se generaban en las madrugadas.
“La poesía debe definir las cosas, debe mostrar las cosas tal como las vemos” Me decía Pancho Muñoz, o tal vez Korenblit, en unos cursos que dieron en el “Rojas”. Me gustaba definir el agua como algo que siempre cae, no era una idea mía, algún poema ya lo había dicho.
Definí una noche, el amor:
se hace esperar y siembra esperanzas/ busca mi arraigo/ la idea de quedarme donde estoy/ si me voy/ o me abandona/ no me perdona/ como soy.

No era mi estilo, yo hacía rimas consonantes, pero esa noche me salió eso.

Quedó en el cuaderno hasta que opté continuarlo, ya no fue tan puro:
Es el reflejo a que uno teme/ vergüenza propia/ dividir uno en dos partes/ y rescatarte de soledades/ ver verdades y contarte.

Nunca se anuncia cuando aparece/ cuesta mil dudas/ momentos de profunda desazón/
Y el corazón movilizado/ busca a su lado la pasión.

No me disgustó, que ya era bastante.
Cruz J. Saubidet®