6.7.07

El primero de mis amores, Final

Vamos mal, pensé. Insistí a los dos días y fue igual. Se arrepintió de todo, supuse. ¡Que hija de puta! Pero como me gusta. Mis sentimientos encontrados me impedían pensar mucho por lo que resolví un operativo: Me declaré en huelga de hambre, solo iría al colegio, no visitaría amigos y dormiría la mayor cantidad de horas posibles.

En casa se extrañaron mucho porque yo en ningún momento hice el anuncio oficial de mi drástica medida. De un día para otro se encontraron con que no comía, casi no hablaba y lo más extraño: pasaba todo el día en casa. Yo no lloraba ni demostraba tristeza, solo silencio y soledad. A veces pasaba el Filósofo por casa y nos tomábamos unos mates, yo le contaba en que andaba y él repetía: ¡Que cagada!.

Iba seis días en ese estado. En el recreo me llamó el Loco, quería hablarme.

-Te quería contar, para que no te enteres por otro, que ayer a la noche nos abrazamos y dimos unos besos con BS.

-¿Y?, ¿Qué querés que haga? ¿Que me tire pedos en colores?

-¡No seas boludo!, yo se que te gusta BS y no quiero que nos peleemos porque estoy saliendo con ella.

Lejos de mí disgustarme con el Loco porque salía con BS, yo también había hecho mis intentos y mis logros a sabiendas de su interés.

-No te preocupes, no me pone contento esto, pero no me voy a enojar con vos ni nada parecido. En todo caso con ella sí me podría enojar.

Estaba enfurecido con ella, no me parecía lógico que diez días atrás estuviésemos revolcándonos a la orilla de la laguna y ahora esté noviando con el Loco.

Más tarde le pregunté al Filósofo si le había contado todo al Loco.

-Solo de tu enamoramiento, el resto no me pareció necesario.

-¡Bien Filósofo!, Nunca una palabra de más o que pueda molestar.

Ya no tenía sentido seguir en huelga de hambre, estaba todo perdido. No me extrañó el cariñoso llamado de BS. Me decía que me quería, aunque estaba enamorada del Loco. Que la perdonara por lo del otro día y que por favor no le contara nada a su nuevo novio. Yo no pensaba hacerlo, sin embargo, se me pasó por la cabeza mentirle que ya se lo había dicho. Todavía estaba enamorado y solo le dije un “Bueno” cortante.

Ya no me sentía tan mal. La novia del Loco había pasado por mis manos incluso me provocó una eyaculación maravillosa y recorrí sus partes más vedadas con mis dedos. No estaba tan mal.

Así y todo mi enojo para con ella no se pasaba por lo que decidí retirarle la palabra. Y lo cumplí, no fui agresivo, solo dejé de dirigirle la palabra. No se merecía mi atención. No se le hace eso a un espíritu noble.

A pesar de mi silencio nos seguimos viendo, como evitarlo si era la novia de uno de mis mejores amigos y además amiga de mi hermana. Las primeras veces me costó un poco pero con el tiempo me salía hasta con naturalidad. Ella me pedía que le hablara, que me “quería mucho”, que “no sea malo”; yo seguía inmutable. A pesar de que solo el Filósofo sabía la verdad de lo sucedido, todos sospechaban que esta chica me había hecho algo feo. Era indudable que mi silencio no era cómodo en las reuniones y poco a poco, juro que no fue mi intención, fueron apartando a BS y al Loco del grupo. Al Loco lo querían todos, el problema era la novia, por esa razón el Camiseta lo incitó a que viniera solo alguna vez. Lejos de ofenderse comenzó a venir sin compañía y todo volvió a la normalidad. Gracias a Dios, mis amigos, amigas, incluso el Loco; prefirieron mi presencia, decisión que, sin quererlo, les había obligado a tomar.

A pesar de mis esfuerzos, por un tiempo prudencial no hablé con el Loco de su noviazgo. Cuando las aguas se aquietaron e incluso yo salía con una amiguita cariñosa, el diálogo retornó a sus cursos normales.

-¿Ya te la clavaste? Pregunté en una de nuestras charlas profundas.

-Se puede decir que hicimos el amor sin penetración.

-¿Cómo sin penetración?

-Nos sacamos la ropa, nos tocamos y acabamos, pero no se la metí.

-¿Por qué?

-Porque no quisimos. Yo quería metérsela toda, a ella le daba miedo.

-¿Es virgen todavía?

-Sí.

Que raro, pensaba, en nuestro encuentro no tuvo actitud alguna que demostrara su virginidad, diría que la forma en que acariciaba y jugaba con su lengua no era de una chica virgen.

-¡Ya está entonces!, La próxima seguro té la clavás, ¡presione Loco, presione!

Fueron bastante tiempo novios y yo nunca volví a hablarle.

FIN


Primera parte
Segunda parte
Tercera parte

Extracto de MISERIEDAD® Cruz J. Saubidet 2005